El título del editorial de la revista Discovery Salud de este mes de mayo da una respuesta clara: «La gran mayoría de los tratamientos médicos no son eficaces».
Y para hacer tal afirmación se basa en la información que arroja un proyecto iniciado por el British Medical Journal y que se va actualizando continuamente conocido como Clinical Evidence; y que básicamente indica que de los casi 2.500 tratamientos analizados, la supuesta eficacia del 87% de ellos no está constatada.
En lo que prácticamente todo el mundo coincide es que es a nivel de urgencias donde la medicina oficial es de lo más eficaz.
Tomemos por ejemplo los tratamientos «oficiales» del cáncer: quimioterapia, radioterapia y cirugía; entre los más cuestionados desde hace un largo tiempo. Cada vez más voces informadas, incluso oncólogos, se estan haciendo oir sobre la ineficacia de éstos – principalmente la quimioterapia -, y sobre todo su uso exclusivo.
Por ejemplo, el artículo «Chemotherapy isn’t only useless against cancer – it even encourages the tumour to grow, researchers have discovered» (La quimioterapia no sólo es inútil contra el cáncer – incluso fomenta que el tumor crezca, investigadores han descubierto), expone lo que investigadores del Fred Hutchinson Cancer Research Centre en Seattle, Estados Unidos, descubrieron en 2012. Constataron que la quimioterapia estimula el crecimiento del tumor al estimular la producción de la proteina WNT16B que promueve el crecimiento y la supervivencia de la célula cancerígena.
El artículo «Tu vida podría depender de la habilidad en matemáticas de tu médico – Oncólogos australianos critican la quimioterapia» señala el juego de cifras y porcentajes que hace aparecer como relevante aquello que no lo es. Ya se dijo que existen tres tipos de mentiras: las mentiras, las medias mentiras y las estadísticas.
Tres oncólogos australianos analizaron los resultados de estudios clínicos randomizados realizados en Australia y Estados Unidos que indicaban «un incremento significativo de 5 años en la supervivencia de adultos con cánceres malignos, debido al uso de la quimioterapia».
Cuando los datos eran inseguros, los autores deliberadamente estimaron en exceso los beneficios de la quimioterapia. Aún y así, el estudio ha concluido que la quimioterapia no contribuye más allá de un 2% a mejorar la supervivencia de los pacientes con cáncer.
Sin embargo, a pesar de la creciente evidencia de que la quimioterapia no prolonga de hecho la supervivencia del enfermo, los oncólogos continúan presentando el tratamiento como una aproximación racional y prometedora contra el cáncer
Como muchas personas ya no se dejan avasallar por estos tratamientos «arrasadores» y consideran otras opciones, la oficialidad en España ha sacado las armas del cientifismo, tachando todo tipo de terapia que no sea oficial como pseudocientífica, metiendo en el saco métodos y terapias incluso avalados por la OMS, como la Acupuntura o la Homeopatía.
La Organización Médica Colegial (OMC) ha constituido el Observatorio OMC contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias. Argumentan que el principal peligro está en que el enfermo abandone el tratamiento convencional.
Como se ha visto en el estudio, sólo un 13% de los 2.500 tratamiento analizados han demostrado ser eficaces. ¿Buscarías o no buscarías alternativas ante este porcentaje tan bajo?
Esclarecedor lo que se expone en el editorial de la revista Discovery Salud,
La autodenominada «Medicina Científica» – es decir, la Medicina convencional alopática, ortodoxa o farmacológica no es una «disciplina científica» sino un cuerpo de conocimientos teórico-prácticos sobre salud que ha dado lugar a numerosos protocolos médicos presuntamente adoptados por consenso pero que en realidad impusieron en las últimas décadas los laboratorios farmacéuticos merced a su poder e influencia en las agencias sanitarias – internacionales y nacionales – así como en los ministerios de Sanidad y Educación, organizaciones profesionales, asociaciones «científicas» y centros académicos.
El artículo «Quimioterapia – Otras Voces« expone muy claramente cómo se desarrolló el uso de este producto – «la quimioterapia se originó en experimentos con gas mostaza en la segunda guerra mortal, y sigue siendo un veneno» – , la inutilidad de la guerra contra el cáncer, la obstinación de la medicina oficial de seguir utilizándola a pesar de que una gran proporción de oncólogos no la utilizaría con su propia familia.
Uno de los pocos estudios que comparó pacientes que recibían tratamiento oncológico convencional con pacientes que no recibían ningún tratamiento fue dirigido por el Dr. Hardin Jones, profesor de física y fisiología médicas en la Universidad de California. Ante un panel de la Sociedad Norteamericana del Cáncer, dijo:
«Mis estudios han demostrado de manera concluyente que los pacientes que no reciben ningún tratamiento viven de hecho hasta cuatro veces más que los que sí lo reciben. Para un tipo típico de cáncer, las personas que no aceptaron el tratamiento vivieron un promedio de 12 años y medio. Aquellos que aceptaron la cirugía y otros tratamientos vivieron de promedio sólo 3 años.
Muy interesante y esclarecedor el documental «Cancer is curable now» (El cáncer se puede curar ahora):
Y el siguiente vídeo «Alimentación alcalina y ácida. La acidosis causa cáncer» es interesante, porque explica muy claramente los efectos nocivos de nuestro estilo de vida.
«Es un gran negocio», dice el doctor, y desgraciadamente en eso se ha convertido la enfermedad para algunos.
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