Nací rodeada de libros, mi padre era librero, Mariano el de la Librería, el librero de Archena (Murcia) y de muchos pueblos de alrededor durante más de 40 años.
Tras su retiro, durante muchos años, cada 23 de abril abría las puertas de un almacen donde todavía tenía cientos de libros y mucho material para vender, y allí pasaba el día hablando con la gente sobre libros. Disfrutaba enormemente esos días, y terminaba regalando la mayoría de los libros, sobre todo a los niños.
Dicen que elegimos cuándo nos vamos de esta vida terrestre. Yo estoy segura que mi padre lo eligió. ¿Qué mejor día para reunir a la familia, a los amigos, y despedirse de esta vida terrena marcada por los libros que un 23 de abril? Hace cinco años, en 2016, se fue a leer otros libros.
¿Estará persuadiendo allá dónde esté que el leer es una de las actividades más apasionantes que hay?
¡Me lo imagino como bibliotecario de Registros Akáshicos!
La lectura ha sido siempre parte de mi vida, gracias a mi padre que su pasión por los libros le llevó a tomar la decisión de tener su propia librería en una época en España donde el analfabetismo era bastante alto, finales de los años cuarenta del siglo pasado.
Mucho ha llovido desde entonces, ahora lo digital va ganando terreno. Pero para mi, el encanto del libro físico, de papel, siempre estará ahí. Al placer de la lectura se añade el placer de disfrutar ese libro en tus manos, con su textura, su olor, la vida de sus páginas.
¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!
P.D.: En 2016, ésta fue mi despedida a mi padre: «La Cultura no se hereda, se adquiere»