La Anatheóresis es una técnica terapeútica creada por Joaquín Grau, que ayuda a «sanar» traumas del pasado desde el periodo prenatal como medio para curar las enfermedades y problemas del presente.
Sobre la Anatheóresis se ha dicho que es,
«La más revolucionaria aportación en la búsqueda de una nueva forma de entender la medicina».
Joaquín Grau falleció el pasado 31 de enero a los 85 años de edad, y nos deja un gran trabajo teórico y clínico. Recibió el título de Doctor Honoris Causa por la Bircham International University «en reconocimiento de la excelente labor de investigación realizada en el campo de la psicología».
Sirva como homenaje a este excelente terapeuta el recordar la entrevista que le realizó José Antonio Campoy, director de la revista Discovery DSalud, hace 15 años, a raiz de la publicación de una de sus principales obras, Tratado Teórico-Práctico de Anatheóresis. Las claves de la enfermedad.
En esta obra explica qué es y cómo se aplica la Anatheóresis, cómo ayuda, cuáles son las características de cada hemisferio cerebral, qué representa una enfermedad, etc, etc.
La entrevista completa puede leerse en el siguiente enlace:«Las claves de la enfermedad».
A continuación destaco partes de esta interesante entrevista:
¿Eres consciente de que tu Tratado Teórico-Práctico de Anatheóresis agrieta los cimientos del edificio científico que sustenta el actual paradigma de la Medicina y que si lo que afirmas es cierto, hay que replantearse, entre otras muchas cosas, todo lo que se refiere al diagnóstico y tratamiento de los enfermos?
Soy consciente. Pero mi tesis responde al axioma comúnmente aceptado de que no existen enfermedades, sino enfermos, y de que la inmensa mayoría de éstas responden a problemas que tienen su origen en uno mismo. El cuerpo se limita a somatizar el problema. La diferencia es que yo he constatado, después de 30 años de experiencia clínica, que la mayor parte de las enfermedades, si no todas, son actualizaciones de daños originados cuando el ser humano aún no ha alcanzado los 7 o los 12 años, según los casos (tampoco todo el mundo madura a la misma edad). Y cuanto afirmo puede ser fácilmente contrastado con la práctica clínica.
¿Y por qué el término de Anatheóresis?
Para diferenciarlo de las distintas técnicas hipnóticas y regresivas. ¿Y por qué?, te dirás. Pues porque la terapia anatheorética es mucho más que todo eso, es todo un cuerpo doctrinal científico basado en la experiencia clínica, no en disgresiones mentales, y no incluye creencias ni doctrinas. La Anatheóresis es ciencia…
En cualquier caso, utilizas en ella las técnicas de relajación ¿Cuál es, pues, la diferencia básica con la hipnosis y la sofrosis?
… la diferencia básica con la hipnosis profunda es que en ésta el paciente pierde la conciencia -que es sólo un estado de amnesia-, mientras que en la relajación y en la sofrosis no ocurre así y el paciente permanece consciente. Y en Anatheóresis, además, se le lleva siempre a un ritmo cerebral determinado, a 4 Hz. de frecuencia, en el umbral de la pérdida de consciencia pero evitando que ésta se produzca.
¿Y por qué realizar la terapia exactamente a esa frecuencia y no a otra?
Porque mis investigaciones experimentales me llevaron a comprobar, con los años, que el ritmo de 4 Hz. era la llave que abría la cámara acorazada del hemisferio cerebral derecho y permitía vivenciar y diluir los daños acumulados a lo largo de la etapa de gestación, nacimiento y primeros años de vida de todo ser humano…
Y dices que todos los «daños» se originan antes de los 7-12 años y que todo lo que posteriormente nos enferma es sólo una actualización de esos daños.
En efecto. Tras muchos años de terapias, pude constatar que todos nuestros daños suelen tener su origen en el claustro materno y el nacimiento; y que éste es más traumático cuanto más traumático haya sido el proceso de gestación. Así como que la biografía infantil – desde el nacimiento hasta los siete o doce años (según los niños) – suele más potenciar traumas anteriores que generar otros nuevos. Luego, alcanzada la adolescencia, los impactos emocionales no son ya traumáticos por sí mismos, sino que lo son en tanto activan un daño originado en el transcurso de nuestra vida prenatal, natal y, en grado descendente de intensidad, durante el período infantil…
¿Quieres decir con ello que un feto, aún en el seno materno, no sólo percibe, sino que recibe impactos emocionales que generarán en él los daños que el día de mañana somatizará enfermando?
Exacto. Pero no sólo vivencia cuanto ocurre dentro del claustro materno, sino también cuanto ocurre fuera de él. Una especie de percepción extrauterina… Se ha comprobado que, en estado anatheorético, – el estado llamado IERA: Inducción al Estado Regresivo Anatheorético – los pacientes vivencian hechos concretos que sucedieron mientras estaban en el vientre de su madre, hechos que luego se constataron y no pudieron ser, en ningún caso, recuerdo de algo que les contaron.
Creo que sería oportuno explicarle también al lector, con mayor detalle, las características básicas de ambos hemisferios. ¿Te parece?
Me parece. Mira, el hemisferio cerebral izquierdo, por escindir la subjetividad – que es unidad, globalidad, totalidad -, crea la dualidad. Ya no hay una sola totalidad que lo llena todo, sino que pasa a haber un dentro y un fuera, un yo y unos otros y, lógicamente también, una causa y un efecto. Así pues, todo proceso perceptivo de ese hemisferio cerebral es causal, hay siempre una causa con su consiguiente efecto. Y de ahí que nuestra ciencia convencional, que es básicamente la ciencia del hemisferio cerebral izquierdo – la ciencia newtoniana y cartesiana – deseche y, en general, considere poco menos que patológica toda información aportada por el hemisferio cerebral derecho… En definitiva, la percepción del hemisferio cerebral izquierdo no nos da la Realidad, sólo una forma de percibirla, por mucho que la ciencia convencional la considere la única forma válida y real de percepción.
¿Y el hemisferio derecho?
El hemisferio cerebral derecho, por el contrario, es analógico, es decir, establece las relaciones por semejanza… es siempre impactado por estructuras globales, holísticas. Pero lo más importante es que es altamente emotivo, que en él se albergan los sentimientos… mientras el hemisferio izquierdo es unidimensional, lo que le lleva al argumento y al concepto de finalidad, el hemisferio derecho, por el contrario, es holístico, multidimensional.
¿Insinúas que, de alguna forma, la enfermedad es una desarmonía entre los dos hemisferios cerebrales?
Exacto. La enfermedad es desarmonía. Y ésta viene generada ya -y ése es el mayor de los traumas- por la división del cerebro en dos hemisferios. Bueno, en realidad por no asumir esa lateralización… la medicina convencional se niega a aceptar que la etiología de la enfermedad pueda estar fuera de las ondas beta, porque ha sacralizado el hemisferio izquierdo y ajusta su metodología terapéutica a las características básicas de la percepción causal que, a entender de esa medicina, es la única percepción válida. Es decir, entienden que toda enfermedad debe tener una causa que pueda ser objetivada… Para la medicina, a pesar de lo que se dice, no hay enfermos sino enfermedades. Y las tiene todas perfectamente clasificadas como si fueran entes vivos, reales. … porque las causas profundas de toda enfermedad no son bacterias ni virus, sino los daños de nuestra biografía oculta que conforman nuestro yo…
¿Cómo podríamos resumir, entonces, la técnica curativa propiamente dicha?
Bueno, el terapeuta lo que hace es llevar al paciente al estado IERA, es decir, a una relajación en la que sus ritmos cerebrales se hallan en la banda de frecuencia de los 4 Hz. Luego, le efectúa una regresión, para entendernos, viajando mentalmente hacia el pasado, induciéndole a situarse en algún acontecimiento de su pasado que, probablemente, a nivel consciente tiene bloqueado. Y, entonces, le hace vivenciarlo; no visualizarlo, sino vivenciarlo, con toda su carga emotiva, con toda su carga energética, para liberarla y, simultáneamente, comprenderla gracias al estado en el que se encuentra, con el consciente y el subconsciente simultáneamente abiertos y trasvasándose información, lo que no es posible en el estado beta, en el estado de vigilia…
Centrémonos, en tal caso, en los traumas del nacimiento. ¿Realmente tienen tanta importancia en la futura vida del recién nacido? En tu obra afirmas que muchas de las enfermedades que uno actualiza de adulto tiene su origen en un mal parto. ¿Hasta tal punto es determinante?
Todo nacimiento es traumático en mayor o menor grado… No olvidemos que el bebé llega de un lugar en el que la vida se asienta sobre la suave gravidez de un lecho de agua, con luces crepusculares, con sonidos apagados, relajantes… y de pronto se encuentra con luces intensas, cegadoras, que hieren sus ojos. Y es en ese instante cuando el bebé, que venía de la penumbra, lanza su primer y más desgarrador grito. Y lo mismo ocurre con los sonidos, porque sus oídos, oídos de un organismo acuático, hechos para el murmullo, que estaban protegidos por el farallón del vientre materno, se tienen que enfrentar a la brutalidad de bocas que gritan, que ríen felices y opinan, con ruidos metálicos, agudos, hirientes, que ensordecen y le causan un insoportable dolor… los patrones de daños del nacimiento son las matrices básicas con las que escribimos los textos de casi todas nuestras enfermedades.
Buen viaje a otras dimensiones Joaquín Grau, tus teorías fueron y todavía siguen siendo rompedoras de los viejos esquemas mentales del paradigma de la predominancia del hemisferio izquierdo.
Estupenda y esclarecedora información, gracias por compartir una herramienta para el trabajo personal.
De nada Mangala, un placer.
Gracias a ti he aprendido algo más antes de ir a dormir 🙂 me encanta el blog, Toñi!!
Nos conocimos en Bélgica en septiembre con la formación. Te acuerdas? Te busqué por LinkedIn y ahí ya encontré este blog del q nos hablaste 😉
¡Que alegría Alba encontrarte por aquí! Me alegro que te guste el blog, puedes suscribirte y así no te pierdes ningún artículo. Un abrazo