Neuroeducación, ¿Cómo aprendemos?

NeuroeducacionLa Neuroeducación es el resultado dentro del campo del aprendizaje de los enormes avances en el estudio del funcionamiento del cerebro, y pone patas arriba nuestros modelos educativos porque son «anti-aprendizaje».  No es extraño que haya tanto fracaso escolar.

En el estudio de Cristina Sáez, «Neuroeducación: Educar con Cerebro» se dice que

«La Neuroeducación formaría parte de un movimiento internacional de científicos y educadores que pretenden aplicar en la escuela los descubrimientos sobre el cerebro, con el propósito de ayudar a aprender y enseñar mejor.»

Francisco Mora, doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford y catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense, publicó en 2013 Neuroeducación, del que se dice que es un libro que destruye mitos y crea las bases para entender mejor los complejos procesos de aprendizaje desde los mecanismos cerebrales.

Mora rastrea los ingredientes de la educación, analizándolos por separado, pero hay uno que resulta esencial en el proceso de aprendizaje: «La emoción, sin duda. Sólo se puede aprender aquello que se ama, aquello que te dice algo nuevo, que significa algo, que sobresale del entorno. Sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria”.

“El binomio emoción-cognición es indisoluble, intrínseco al diseño anatómico y funcional del cerebro”

En el artículo «Aprender y memorizar moldea nuestro cerebro«, Francisco Mora explica la `biología del aprendizaje¨.

– ¿Qué parte del cerebro registra el proceso educativo?

– Sin duda, la corteza cerebral. Y en ella de modo destacado la corteza prefrontal, la parte más anterior del cerebro.

– ¿Podríamos hablar en estos momentos de biología de la educación?

– Sí, claramente, porque la educación se refleja en cambios moleculares y neuronales en el interior del cerebro. Y eso también es biología.

Expresamente además ya se refleja así en artículos publicados en revistas científicas del prestigio de Science.

– Hablemos entonces de evolución. ¿Nos “enseña” algo nuestro pasado a la hora de comprender los procesos de aprendizaje en el laberinto cerebral?

– Nos enseña que este es un proceso tan básico para la supervivencia del individuo como lo puede ser beber, comer o la sexualidad. Aprender y memorizar constantemente es vital para todo ser vivo. Sin todo eso se muere muy pronto. Y muchas más cosas que se refieren a los códigos que traemos en nuestros cerebros construidos a través de la evolución y que se reproducen durante el proceso ontogénico de cada ser humano.

– Usted llega a definir el cerebro como un “plástico” que se transforma a lo largo de todo el arco vital…

– Sí, en su sentido original etimológico griego de “modelar” o cambiar de forma. La neurociencia tiene ya evidencias sólidas de que el cerebro cambia a todo lo largo del arco vital humano y que de hecho aprender y memorizar es en su esencia un instrumento con el que cada uno modela constantemente su cerebro: recambio y sinapsis nuevas, otras neuronas, receptores de neurotransmisores que aumentan o se pierden y una larga lista de procesos neurobiológicos.

Viene muy a cuento la frase de Ramón y Cajal en la que señalaba que cada hombre es el escultor de su cerebro. Al mencionar lo del arco vital hay que recordar que no es lo mismo la plasticidad del niño de tres años que la plasticidad de una persona de ochenta.   

Mora también derriba «neuromitos», como la idea que se tiene que antes de los tres años es muy bueno «inundar» a los niños de conocimientos para que así sean más listos,

“Lo que se ignora – sentencia – es que en esos primeros años no se aprenden conceptos abstractos sino que se adquiere un mundo sensorial y motor a través de ese maravilloso instrumento inventado por la naturaleza que se llama juego”

En el artículo «Sin Emociones no puede haber atención, aprendizaje ni memoria» se destaca algo muy importante de los hallazgos de este científico: se ha perdido la alegría del aprendizaje, la sorpresa.

«Los niños hoy aprenden, desde muy pronto, conceptos abstractos en habitaciones con ventanales sin mucha luz o luz artificial, con el rigor y la seriedad de maestros que se aleja de aquel “juego” primitivo que generaba aprender y memorizar de lo sensorial directo, “con alegría”, base de la atención y el despertar de la curiosidad”.

“La atención, ventana del conocimiento, despierta cuando hay algo nuevo en el entorno. Ese ‘algo nuevo’ apela, como hace millones de años, a la supervivencia como último significado … La atención nace de algo que puede significar recompensa (placer) o castigo (peligro) y que por tanto tiene que ver con nuestra propia vida … Pero con el devenir evolutivo y la propia civilización, aprender y memorizar son mecanismos que los hemos llevado a unos niveles tan abstractos y de tan alto calado social que escapan y se han venido alejando de las raíces inviolables, genéticas y evolutivas, de aquella alegría que en su origen significó verdaderamente aprender y memorizar”.

Muy bueno el artículo de Cristina Sáez, «Neuroeducación: Educar con Cerebro«, donde afirma que ésta es la era de la neuroeducación.

Sáez incorpora el trabajo de diferentes científicos que han trabajado en este campo, Francisco Mora entre ellos.

Es interesante el concepto de «ventanas» que defiende la Neuroeducación.  Mora lo define como «periodos críticos en los que un aprendizaje se ve más favorecido que otro».

Así, por ejemplo, para aprender a hablar la “ventana” se abre al nacer y se cierra a los siete años, aproximadamente. Eso no quiere decir que pasada esa edad el niño no pueda adquirir el lenguaje, porque gracias  a la plasticidad del cerebro, lo conseguirá aunque le cueste mucho más, pero, asegura Mora, nunca adquirirá el dominio de la lengua que tiene un niño que aprendió a hablar de los 0 a los 3 años.

El hallazgo de la existencia de periodos de aprendizaje hace que las escuelas deban replantearse el modelo educativo.

Para David Bueno, “hasta los 10 o 12 años, el cerebro tiene una ventana específica para aprender aptitudes, para manejar información, para razonar. Tal vez esa etapa sea el momento de potenciar la comprensión de un texto; que aprendan a razonar de forma matemática, en lugar de memorizar mucho contenido.  En definitiva, trabajar aquellas habilidades que después conformarán un cerebro con ganas de aprender cosas nuevas”.

En algunos casos, el sistema educativo actual choca contra esas “ventanas” cerebrales. Por ejemplo, cuando los niños son muy pequeños, tenerlos sentados en una clase, quietos, “sabemos que influye negativamente en su cerebro”, alerta Jaime Romano.

… En los actuales programas de educación, la forma en que se intenta enseñar a los adolescentes está totalmente en contra de los códigos del cerebro. A esta edad comienza la enseñanza de materias como Biología, Química, Física, que deben aprender de manera racional.  Sin embargo, el cerebro de los adolescentes es plenamente emocional…

…También habría que considerar los horarios. Al entrar en la adolescencia, el cerebro retrasa la hora de ir a dormir y también de despertarse. En contraposición, en esa etapa muchos centros educativos adelantan la hora de entrada de los chicos. “Se deberían adaptar los ritmos escolares a los biológicos”, destaca Bueno. Tampoco es necesario que estén tantas horas en clase. Si fueran más vivenciales, afirman los expertos, podría impartirse más conocimiento en menos tiempo.

… “Muchas veces formamos a las personas para que sean grandes profesionales, pero nos olvidamos de que antes tienen que ser personas. Y eso también quiere decir aprender a disfrutar de su tiempo libre”, considera David Bueno.  Sabemos que no hay cerebro cognitivo que no haya sido filtrado por el cerebro emocional. 

El artículo «Neuroeducación: estrategias basadas en el funcionamiento del cerebro«, ofrece ocho estrategias fundamentales basadas en el funcionamiento del cerebro y que se consideran imprescindibles en la práctica educativa.  Se aportan sugerencias prácticas y se ha seleccionado un artículo de investigación relevante en cada una de estas estrategias.  Estas ocho estrategias son:

  1. Nuestro cerebro cambia y es único
  2. Las emociones sí importan
  3. La novedad alimenta la atención
  4. El ejercicio físico mejora el aprendizaje
  5. La práctica continua permite progresar
  6. El juego nos abre las puertas del mundo
  7. El arte mejora el cerebro
  8. Somos seres sociales

Y a modo de conclusión final se destaca lo siguiente,

…hemos de erradicar la enseñanza centrada en la transmisión de una serie de conceptos abstractos y descontextualizados que no tienen ninguna aplicación práctica. Nuestros alumnos han de aprender a aprender y la escuela ha de facilitar la adquisición de una serie de habilidades útiles que permitan resolver los problemas que nos plantee la vida cotidiana: un aprendizaje para la vida. Y para ello se requiere inteligencia principalmente socioemocional.

Y la Neuroeducación ha llevado a la Neurodidáctica.

Es apasionante el mundo de la Neuroeducación y así me sumo a la afirmación de Fernando Mora,

“Los profesores tienen que ser la joya de la corona de un país, porque sobre sus espaldas recae una enorme responsabilidad. Tienen que estar muy formados y conseguir que los niños se sientan realmente entusiasmados por lo que aprenden. Porque esa es la base para crear no solo ciudadanos cultos, sino también honestos y libres”.

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2 Responses to Neuroeducación, ¿Cómo aprendemos?

  1. victoria montero 03/06/2015 at 17:53 #

    excelente,me encanta ayudar los niños en el aprendizaje

  2. Mª Antonia Crevillén 03/06/2015 at 19:44 #

    Gracias Victoria, un saludo

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