Los efectos nocivos del estrés ya se conocían en el siglo XX, siendo considerado el estrés como uno de los grandes males de las sociedades occidentales. Ahora ya en el siglo XXI, la situación todavía es peor.
Nuestro organismo no está preparado para el ritmo trepidante, exigente y contaminador a todos los niveles – físico, emocional y mental – que le imponemos, y claro, éste se queja, y esta queja se manifiesta a través de la enorme variabilidad de síntomas que nos aquejan, y cuando la queja ya es un grito de auxilio llega la enfermedad.
Es estrés es una respuesta fisiológica natural del organismo, es un mecanismo de supervivencia, el problema surge cuando esa respuesta se alarga en el tiempo y se cronifica.
Se han realizado numerosos estudios sobre los efectos de ese estrés crónico,
Tanto los estudios llevados a cabo con babuinos de las planicies africanas como los de los laboratorios de neurociencia de la Universidad de Stanford nos revelan hasta qué punto el estrés puede resultar letal.
Se ha comprobado cómo el estrés crónico encoge el cerebro, debilita nuestro sistema inmune,…, hasta altera nuestros cromosomas.
El canal Documania TV ofrece interesantes documentales sobre el Estrés, como son los siguientes:
La ciencia del estrés pone de manifiesto, gracias a los estudios de campo y las investigaciones de laboratorio, que el estrés no es un estado de ánimo, sino algo que se puede medir y que es muy peligroso.
Por ejemplo, es interesante el descubrimiento de la relación entre el rango social y el nivel de estrés: cuanto más bajo se sienta una persona en la jerarquía social, que no tiene el control de su vida, mayor será el nivel de las hormonas del estrés en la sangre, lo que llevará a la enfermedad. También se ha visto cómo el estrés crónico en una embarazada afecta a la futura salud de su hijo o hija, incluso en edad adulta.
Solemos pensar que el estrés es malo, «pero sin él no estaríamos vivos», comenta la neurocientífica canadiense Sonia Lupien.
«El mejor método de lidiar con el estrés se basa en conocerlo bien».
Interesante el estudio que mostró que mientras que los hombres se benefician en situaciones estresantes al tener su pareja con ellos, en las mujeres el beneficio viene de las amigas.
Destaca la importancia de realizar actividades que estimulan las hormonas del placer, como la oxitocina o la serotonina, por ejemplo tener apoyo social y personas con las que hablar, reir, abrazarnos, recibir un masaje,…
Numerosos estudios han demostrado cómo el sonido es una magnífica herramienta de curación, incluso en personas con cáncer, como demostró el oncólogo norteamericano Mitchell Gaynor. Comprobó cómo la voz, el sonido, la música; les ayudaba a rebajar enormemente los niveles de estrés y reducía la variabilidad del ritmo cardiaco, con todo lo que eso implica.
Para el siguiente vídeo, encuentra un lugar tranquilo y permítete relajarte el tiempo que necesites con el sonido de los cuencos y del agua.
Es casi imposible evitar situaciones estresantes, sin embargo el cómo las vivamos depende de nosotros/as. Es una labor diaria el fortalecernos ante el estrés y disfrutar de una buena calidad de vida, por ejemplo, potenciando pensamientos positivos, vibrando en emociones altas de amor, gratitud, perdón, alegría; realizando cada día actividades que nos gustan y nos hacen sentir bien, a nivel físico, emocional, mental y espiritual.
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